Universijazz. Facultad de Letras. 12/3/2014

Un artista renacentista llamado Julio Montalvo arrasó Ciudad Real con su quinteto. Desconocíamos hasta ayer que el renacimiento  también se localizó  en Cuba, Julio es la prueba. No solo toca el trombón como los ángeles, también canta, recita (con ese emotivo texto que sirvió de intro al tercer tema), baila e interactúa con el público valiéndose de su simpatía y su desparpajo, hasta improvisando una versión en clave de jazz del “Hey Jude”. El concierto de ayer tuvo momentos simpatiquísimos, bandas como la de Montalvo hacen pensar que la vida es más fácil en compañía del jazz.
Centrémonos. Plantel de lujo: Julio Montalvo al trombón; Jorge Roque, al saxo alto; Luis Guerra al piano; Abel Sanabria al contrabajo y Georvis Pico a la batería, desgranaron las canciones de “Claudia”, el último trabajo del cubano, dedicado a su niñita. Jazz vanguardista y cosmopolita que tiene sus fronteras mucho más allá de Cuba.
Comienzo fascinante, saxo y trombón descienden poco a poco las rampas hacia el escenario. Ni una palabra, solo música, ya que el diálogo entre ambos metales es perfecto. De fondo, el mar en calma del
contrabajo, la batería y el piano. Los solos prodigiosos de Jorge y Julio son una declaración de intenciones de lo que será la velada, ¡qué emoción! Por cierto, Jorge Roque, no solo nos recuerda físicamente a Paquito D’Rivera, ¡puf!, qué talento. Un clásico de Duke Ellington, “In a sentimental mood.”
Nos vamos a “El palacio de las golosinas” acompañados de la exuberancia de los potentes fraseos del saxo, que parece que con cada soplido sacude los demonios del paraíso. El trombón le va a la zaga, y Julio saca el alma de Dizzy sobre el tapete, jazz puro, sin condiciones, sin excusas. Todoterreno Montalvo toma la voz, ¡también canta!
Preámbulo de “El laberinto”, Julio recita un bonito texto sobre África y el piano entra suave. Contrabajo y batería se unen a la fiesta. Fraseos Coltranianos del saxo de Jorge, construcción en la destrucción de la melodía.
Les toca los solos a piano, bajo y batería, ¡qué nivel! El ritmo del laberinto nos recuerda a Mongo Santamaría. El siguiente tema es  lento, “When I say I love you”,  nos sosegamos, y los sonidos metálicos de la batería suenan titilantes como reflejos de la bahía, el piano se luce, y el trombón termina de arrullar el canto de los pájaros. Terminamos con un  “I love you”  en la dulce voz de Montalvo.

Ahora le toca su turno al funky, con “El mapa del tesoro”. Sonido urbano; del saxo emanan burbujas setenteras, entre Quincy Jones, el policiaco y Herbie Hancock. Luego explota para nuestro gozo. Finalmente toma el mando de la operación Montalvo y cierra un duelo delicioso. El piano hace la cortinilla, suena a persecución por las cuestas de San Francisco.
Nuevo tema lento, “Yo pienso en ti”, pieza romántica. Abre mágico e íntimo el saxo y la voz de Montalbo. Medley puramente cubano, todos cantamos “Si se rompe ese convoy…” Luego va el “Hey Jude” comentado, aquí caben hasta los Beatles, este tipo es capaz de levantar a un cadáver.
Último tema, “South west”. El contrabajo introduce, luego juegos vocales del saxo. De repente, saxo y trombón nos declaran la guerra, ¡más madera!, diría Groucho. El piano continúa en un bucle temporal atropellando cubos de basura en San Francisco. Batería y contrabajo sobrios y elegantes durante toda la velada. Siempre pensé en el contrabajo como el que marca las constantes vitales en la gráfica del jazz, el que marca su ritmo cardiaco. Montalvo saca a escena un llamativo trombón rojo (¿homenaje al reciente carnaval?). En fin, un completo festín, otro más a cuenta de Universijazz, ¡y van!
Jorge Fernández-Bermejo Rodríguez